Cada vez que una persona se enfrenta a un proceso de selección para acceder a un nuevo trabajo ha de tener en cuenta que sus aptitudes profesionales deben marcar la diferencia y situarlo en una posición ventajosa respecto al resto de personas que opten al mismo puesto de trabajo. Para ello, la preparación de un proceso de selección es muy importante, ya que los encargados de llevar a cabo la selección de personal tienen en cuenta tanto las aptitudes profesionales que aparecen en el currículum como las que se muestran en una entrevista, la capacidad de relación o la comunicación.
Aptitudes profesionales para marcar la diferencia
Las aptitudes profesionales son las capacidades y las disposiciones que una persona posee u ofrece al desempeñar una tarea determinada en un puesto de trabajo que se realiza a nivel profesional y por las cuales recibe una retribución económica.También incluyen rasgos sociales y psicológicos para desarrollar una tarea, ya que las capacidades cognitivas, y las características emocionales o de personalidad también influyen en la manera que cada persona tiene de desarrollarse.
Tanto en el currículum como durante el proceso de selección es necesario que el interesado en ocupar el puesto de trabajo resalte las cualidades que posee y que crea que pueden resultar beneficiosas para conseguir el empleo. La experiencia profesional con la que se cuenta y el grado de conocimiento, tanto en estudios como en otras herramientas como la informática o los idiomas, son los dos aspectos principales que se tendrán en cuenta, y dentro de aquellos que cumplan estos requisitos, se valorarán otras aptitudes profesionales, como la capacidad de trabajo en equipo, tener iniciativa o la motivación hacia el puesto al cual se está postulando.
Aptitudes profesionales más demandadas
Entonces, ¿cuáles son las aptitudes profesionales más demandadas y valoradas por una empresa? En líneas generales, son las siguientes:
Versatilidad: una de las virtudes más requeridas durante los procesos de selección es la versatilidad, tanto para adaptarse a un nuevo puesto de trabajo, con las condiciones que esto implica, como para demostrar ser una persona polivalente que puede realizar diferentes tareas y ocupar distintos puestos dentro de la empresa, que conlleven diferentes funciones. Aunque no se tengan demasiados conocimientos en algunas áreas se valora positivamente la predisposición por afrontar nuevos retos y adaptarse a diferentes roles.
Capacidad de trabajo en equipo: la capacidad de trabajo en equipo de un empleado es muy importante a la hora de desarrollar un proyecto multidisciplinar, ya que la cooperación y el intercambio de ideas es fundamental. Las empresas están formadas por grupos de personas más o menos amplios, con lo cual el trabajo en equipo es el pilar de su actividad.
Capacidad resolutiva: una persona optimista que sea resolutiva ante los posibles problemas o imprevistos y que actúe con decisión a la hora de enfrentarse a ellos es una persona que estará capacitada para asumir responsabilidades. Por ello, se valora que el empleado que postula a un empleo sea dinámico y proactivo.
Motivación: demostrar a los directivos que realizan la selección de personal la motivación y el reto que supone afrontar ese nuevo puesto de trabajo puede ser clave, ya que valorarán las ganas con las que se trabajará desde el primer día. Un trabajador motivado suele ser, además, un trabajador más productivo.
Capacidad de comunicación: demostrar una buena capacidad comunicativa aporta una gran ventaja, ya que, a la hora de desarrollar una función dentro de una empresa no basta solo con tener buenas ideas, sino que también hay que saber cómo expresarlas. Además, es imprescindible saber comunicar nuestras intenciones de forma eficaz tanto a nivel externo como para el trato con clientes u otros agentes.
Aptitudes técnicas más valoradas
Además de todas las aptitudes profesionales que ya hemos comentado, también es importante tener en cuenta las aptitudes técnicas o «hard skills», en especial las siguientes:
Plurilingüismo: el inglés es un requisito casi indispensable para cualquier empleo, pero también se valora positivamente el conocimiento del francés, alemán o portugués.
Polivalencia o multitasking para poder ejecutar diversas tareas durante el día de jornada laboral: esto no quiere decir que tengas que ser especialista en muchas áreas del trabajo, sino que seas lo suficientemente versátil como para encargarte un poco de todo.
Proactividad: una actitud positiva y activa en la resolución de problemas ayuda a superar obstáculos laborales y, además, mejora el ambiente de trabajo y entre los compañeros.
Manejo de programas de IT (de tecnología de la información): por ejemplo, el uso de código HTML, Dreamweaver o Photoshop.
Manejo del equipamiento según el tipo de trabajo.
Fuente: EAE Business School.
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